George Bush ha emprendido una nueva ‘cruzada’ por Latinoamérica para convencer a los países de esa región de las ventajas y beneficios de los tratados de libre comercio y la buena voluntad de EE.UU. para ayudar a solucionar cualquier conflicto o problema que los estados sudamericanos atraviesen… ya que a fin de cuentas, “todos vivimos en el mismo barrio” como dice Bush.
Mientras Bush hijo viaja a Brasil para conversar de los biocombustibles con Lula y hacerle la contra al petróleo de Chávez (y de paso restarle dinero y poder) Chávez está en Argentina siendo homenajeado por la abuelas y madres de la Plaza de Mayo, y haciendo de las suyas… jugando en el bosque mientras el diablo no esté. Y como el diablo va para Argentina también, Chávez se va a Haití; y cuando Bush vaya para Guatemala (una de sus cinco paradas) Chávez estará en otra parte… haciéndole la contra.
En una de esas, a 10 mil metros de altura y haciéndose los que nada, cruzan miradas desde sus aviones privados y aganchan la vista. Otra sería que se estrellen y se acabe de súbito la pelea de moda… los diarios no tendrían de que hablar y las personas no tendrían de reírse (o morirse de la iras) pero el mundo estaría un poco mejor.
Y así amigos míos, mientras el uno hace proselitismo de libre mercado, el otro redunda con su demagogia bolivariana; el uno tiene el billete, el otro el carisma. Quién sabe si no son panas en el fondo. ¡Par de megalómanos! Como dos chicos que se pelean por ser los más guapos del barrio y jalan a los que puedan para su lado, como jugando a la soga: ¿Dime qué fruta eres? Dividiendo a Latinoamérica, haciéndonos bobos y confundiéndonos aún más.
La gira latinoamericana de Busch y la contra gira de Chávez es otra cortina de humo lanzada para nublar nuestra vista.
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