Araña gigante se come un ave

De la sección "Cosas increíbles y bizarras", nos llegan éstas asombrosas imágenes.
Esta araña fue fotografiada en Australia mientras intentaba comerse un ave que pasaba por ahí y no se percató de la "trampa". Nuestro ponzoñoso amigo pertenece al género de las Nephilia maculata y se la conoce como Araña de seda de oro, debido a los colores de su telaraña (brilla a la luz del sol) además la resistencia de su telaraña es conocida entre sus habitantes que la usan para confeccionar prendas de vestir.

Según cuentan los moradores del sector, la verdadera historia dista mucho de lo que publicaron los diarios y es la siguiente: "La araña Charlize, apodada así por los Thompson, con quienes vive y comparte el jardín hace varios años, se encontraba celosa y un tanto furiosa debido a la reciente presencia del ave (conocido como gorrión de pecho castaño) durante las últimas semanas en el jardín de los Thompson. El canto del ave durante las mañanas empezó a llamar la antención de esta familia australiana que fascinada por el canto del ave acudía cada manaña a contemplar dicho derroche de placer para los oídos. La envida que Charlize sentía ante tal acontecimiento se transformó en rabia, ésta en odio, y el odio en un plan maquiavélico para terminar con la vida del gorrión-soprano. Fue así que Charlize en un ataque de celos y rabia decidió atrapar al ave para comércela y así porner fin a la disputa por el cariño de los Thompson. Limpia o no la jugada de Charlize sorprendío al mundo entero al ser captada por el lente de la cámara fotográfica del repartidor de periódco local (al parecer había sido alertado con anterioridad del plan). Según dicho periódico la sorpresa de los Thompson fue mayúscula al ver lo que estaba pasando, pero decidieron no llamar a la policía de animales por tratarse de Charlize".

Cierto o no, esta increíble historia a dado la vuelta al mundo. Muchos científicos han empezado a cuestionarse si las arañas, al menos Charlize, pueden desarrollar algún tipo de afecto por los humanos. Pues un acto de tal magnitud solo puede atribuirse a lo que los seres humanos llamamos un acto irracional producto de los celos. Aunque, personalmente, yo prefiero llamarlo un acto de amor arácnido...